(Costa Rica)

miércoles, 7 de noviembre de 2018
El calabazo
(Costa Rica)
martes, 6 de noviembre de 2018
La casa embrujada
(El Salvador)
La casa vieja estaba abandonada allí, en el centro del enmontado platanar. La breña bía ido ispiando por las claraboyas que los temblores abrieran para ispiar ellos. Tenía una mediagua embruecadiza, donde hacían novenario perpetuo los panales devotos. En los otros tres lados, ni una puerta; apenas un rellano de empedrado, ya perdido entre el zacate que lambía gozoso las paredes lisas: aquella carne de casa, blanquiza en la escurana vegetal, con un blancor que deja ganas de tristeza y que infunde cariño.
Los mosquitos se prendían en el silencio, como en un turrón. El tejado, musgoso y renegrido, era como la arada en un cerrito tristoso. El viento había sembrado allí una que otra gotera fructífera, con ráices diagua y flores redonditas de sol, que caminaban por el suelo y las paredes del interior. La casa vieja taba dijunta, enderrepente.
Según algunos vecinos, aquel abandono se debía a que laija del viejito Morán, que vivió allí, bía muerto tisguacal. El maishtro Ulalio decía que era porque espantaban: "Sale el espíreto de la Tona", decía; "yo luei visto tres veces: chifla y siacurruca; chifla, y se acurruca: después, mece las mangas y se dentra en el platanar".
Ño Mónico, que estaba loco de una locura mansita —porque hablaba disparates muy cuerdamente—, decía con el aire de importancia y superioridad que lo caracterizaba:
—¡Ah..., no señor..., nuai tales carneros aloyé, nuai tales!... Siesque vinieron los managuas, despacito..., y cerraron las puertas cuando era al mediodía, aloyé. Dejaron adentro a la Noche, que bía venido a beber agua descondidas del sol. Allí la tienen enjaulada, aloyé, y la amarraron con una pita e matate. ¿¡Cómo se va!? Sestá pudriendo diambre: ya giede, aloyé, ¡ya giede! Pasa ispiando por los juracos de la paré; y, cuando nuentran sapos, aguanta hambre. Dende aquí sioyen a veces los destertores de la goma. Se va en friyo, aloyé. Un diya destos va parecer la yelasón derretida por las rindijas. Los managuas la vienen a bombiar todos los diyas, con ronquidos diagua, para joderla más ligero, aloyé...
Los zopes no se paraban nunca en el tejado. A veces el gavilán le hacía un pase, con su cruz de sombra; y dicen que la casa se encogía y pujaba. Taba embrujada. De noche se oiba el juí,juí de una hamaca. Un chucho, que llegó un día a oler la casa, salió dando gritos de gente por el monte y montado en su cola.
Las hojas enormes de los majonchos le hacían cosquillas a la casa con las puntas. Sus sombras, en forma de cejas, se mecían en las paredes, que parecían hacer muecas nerviosas. En un ventanuco que estaba en la culata una araña había enrejado, por si abrían... Las hormigas guerreadoras le habían puesto barba en una esquina. De cuando en cuando, una teja desertaba en el viento. Una tarde en que Ulalio se acercó, le hablaron desde adentro. Puso atención, y oyó la voz, sin entender las palabras: "era como que vaceyan un cántaro" decía, "me dentro un friyo feyo en el lomo y salí a la carrera".
Una vez pasó cerca el cura. Le pidieron consejo y él quiso ir a ver la casa del embrujo. Se apió; y, remangándose la sotana, fue al platanar con Ulalio, la Chana y Julián.
—¿Quién vivió allí?
—El viejito Morán y suija que murió de lumonía. Otros dicen que taba tubreculosa.
El cura llegó hasta la mediagua. Los panales empezaron a confesar su misterio. Abrió sin temor las puertas desvencijadas. El cadáver de la noche, que había quedado recostado en la puerta, se derrumbó hacia afuera. Instintivamente, todos dieron un paso atrás. Rápida, como un rayo de carne, una culebra negra y brillante salió y se perdió en el monte. Los sapos venían saltando hacia afuera, como piedras vivas. Entre los ladrillos verdosos, las rueditas de plata de las goteras se habían hecho hongos. El aire jediondo casi se agarraba con la mano. Una botella olvidada había ido apagando su brillo de puro terror.
El cura mandó a Julián por escobas y empezó a jalar los acapetates con una vara. Se desgajaban, haciéndose tierra. De aquella rama sombría del techo, los murciélagos se desprendían, como hojas, o se volvían a colgar, como frutas pasadas.
El cura estuvo toda la tarde limpiando la casa. Bendijo un tarro de agua y lo regó por todas partes. Sacó un libro y susurró latines. Clavó una cruz de palo en un pilar y ordenó que se dejaran abiertas las puertas para que oreara, que se desenmontaran los contornos, que se cogieran las goteras, se plantaran flores en el suelo y se colgaran macetas de las vigas.
Días después, el cura pudo ver la casa resucitada. El patio liso y barrido, las enredaderas trepándose por las paredes y las macetas colgadas de las vigas. Sonriente y gordo, palmeó en la espalda de Ulalio y le dijo:
—¿Conque, embrujada, eh?...
—¡No creya Padre, entuavía sioye un bisbiseyo!
sábado, 7 de febrero de 2009
Defensa de una tradición ''ante la modernidad depredadora''
Presentaron Jerga y modismos de Guerrero, México, diccionario de Salomón García
- El autor, luchador social que busca conservar habla y saberes, definió Luis Hernández Navarro
- La obra muestra el arte de poner la oralidad por escrito, expresó la etnóloga Françoise Neff
El autor de este exhaustivo retrato ''de la tierra de Rubén Jaramillo y Lucio Cabañas, de un territorio clave en la formación de nuestra historia", es médico de profesión y ahora una suerte de ''buscador de tradiciones, un luchador social que terminó escribiendo esta obra porque como parte de una generación no pudo hacer la revolución", destacó Luis Hernández Navarro durante la presentación del libro, efectuada la noche del jueves en el Club de Periodistas, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de México.
Uno de los valores del diccionario, agregó el periodista y coordinador de Opinión de La Jornada, es que ilustra cuál es el concepto de salud y enfermedad entre los habitantes de diversas regiones de Guerrero: ''Durante su recorrido por las comunidades, Salomón encontró conceptos y enfermedades que no se contemplan en la medicina moderna.
''En el libro detalla no solamente el mal, sino como éste se contextualiza en la medicina tradicional y cuál es la cura. Se trata de una cosmovisión campesina de estos saberes.
''Para incluir esos conceptos en su diccionario, definiéndolos como una práctica médica y criticando de manera seria la charlatanería, el autor se guió por el criterio de la mejoría, es decir, que la terapia citada brindara mejoría al paciente."
Enorme afecto por la naturaleza
Aquí un par de ejemplos: Garrotillo, afección de la cabeza, inflamación de ganglios en el cuello, acalenturarse y sentir dolores en el cuerpo. Las causas comunes se refieren a absurdos o indisciplinas como: asolearse con el pelo mojado, insolación, dormirse con el cabello húmedo, hacer corajes, o irritado el cuerpo salir al aire frío, etcétera. Los curanderos explican que se trata de aire caliente enquistado debajo del cuero cabelludo. El garrotillo se puede pasmar. Es decir, convertirse en infección en la garganta. Nota: Los perros también padecen garrotillo. Y sanan, colocándoles un collar de limones.
Padrejón, se trata de un gran encajamiento (tipo hernia abdominal) de las vísceras hacia la cavidad pélvica; padecimiento doloroso lumbar propio de los hombres. Una forma de curar el padrejón es: colgar al enfermo de los pies y golpear la correa. En el caso de la mujer, este tipo de descompostura no es padrejón; ella, más bien, se enmadra.
Salomón García busca conservar el habla y los saberes de Guerrero, que al fin y al cabo, son también de México, ''ante el avance de una modernidad depredadora", continuó Hernández Navarro al explicar que este diccionario refleja ''un enorme cariño por la naturaleza. Es una contribución a la cultura universal".
Palabras-vida, intensa relación
En su turno, la etnóloga Françoise Neff elogió la intensa relación de las palabras con la vida que se percibe en Jerga y modismos de Guerrero, México (La Jornada, 15 de febrero de 2006), un diccionario ''que se lee como una novela, pues nos va llevando por veredas, nos hace sentir el placer de perdernos, pero sobre todo muestra el arte de poner la oralidad por escrito.
''Esta obra es una herencia, como una cosecha de palabras-semillas para compartir con todo el mundo. Muestra una lengua no como norma, sin censura, como se habla realmente. Deja constancia del gusto por el habla. Es, en resumen, un diccionario de la creatividad."
Antes de concluir la velada, que fue amenizada por un par de chilenas, el autor presentó algunas de las imágenes incluidas en su libro y leyó al público algunos de los vocablos recolectados: apacholar (amontonar); arriarle bonito a las tortillas (ser de buen comer); bembo (bobo, negado); birundo (estar desnudo, en cueros); broza (gavilla de una localidad, integrada por sujetos de alta peligrosidad; son temibles porque cometen agresión oral, física y sexual); cocoyul (un tipo de palma de coco silvestre; en medicina tradicional, ya que son tan grandes como un limón, al saborearlos desfleman mecánicamente las amígdalas cuando éstas se infectan); cuculuste (la gente completamente negra, de cabello ensortijado), y chile frito (banda de música de viento).
En particular, el médico convocó a los presentes a ser sus zancas. El diccionario de García Jiménez define así esta palabra: Zanca, amigo, compañero. En jerga revolucionaria es compañero de lucha: los guerrilleros se hablan de zanca.
A propósito -continúa el libro- en Guerrero sigue habiendo este tipo de combatientes. ¡Cuidadito zanca!
Fuente: La Jornada. 18 de febrero de 2006
Obtenido el 6 de febrero de 2009 de: http://www.elsurcodelsembrador.com/ximopanolti/content/view/33/27/
El "moyote" en el habla regional

¿Quién no ha escuchado –entre los habitantes de las zonas rurales de La Laguna– pronunciar términos o giros que se antojan sacados de una página del Quijote? El habla de las zonas rurales se mantuvo reacia al cambio, porque estaba menos expuesta a las influencias externas. El habla de la zona metropolitana ha estado mucho más expuesta al cambio, al préstamo cultural, a la evolución al deslizamiento semántico y a la homogenización, debido a la cantidad de influencias foráneas que recibe, particularmente a través de la televisión nacional y extranjera.
Y aunque Torreón recién ha festejado los 100 años de su título de ciudad, ya existía como municipio y villa desde 1893, y como asentamiento humano rural (rancho, hacienda) desde 1850. Sus primeros pobladores fueron recios laguneros, guerreros de abolengo cuyos linajes hispano-tlaxcaltecas procedían de Parras, del Álamo de Parras (Viesca), de Mapimí o de otros lugares cercanos.
En lo absoluto estoy de acuerdo con aquellos que pretenden devaluar la valía de aquellos francos y orgullosos laguneros que colonizaron Torreón desde sus inicios. El Rancho del Torreón era semejante a la institución israelita que conocemos actualmente como “kibutz. Una granja formada por agricultores-guerreros, con una mano en el arado y la otra en el fusil. ¿Pensamos en los judíos de los kibutzim como “humildes labriegos”?
El asunto es que estos pobladores de vieja estirpe lagunera trajeron con ellos a Torreón, el habla tradicional de la comarca. Muchísimas de estas palabras proceden del Castellano del Siglo de Oro, y otras muchas proceden del Náhuatl.
Una de estas palabras, todavía en amplio uso en la Comarca Lagunera, es la representada por el término “moyote”. Incluso, hay quien cree que se trata de una palabra de invención lagunera. Pero no, la palabra existe en muchas regiones que fueron en parte colonizadas por individuos mesoamericanos de nacimiento o de cultura, que en La Laguna fueron de origen tlaxcalteca.
“Moyote” es una palabra registrada por Fr. Bernardino de Sahagún en su Historia General de las cosas de la Nueva España. Dice al respecto:
“Hay mosquitos zancudos que se llaman móyotl. Son pardillos, y son como los de Castilla, y pican como los de Castilla” (Libro Undécimo, Capítulo V, párrafo décimocuarto).
Sobre este punto, Francisco Emilio de los Ríos nos explica en su magnífica obra “Nahuatlismos en el habla de La Laguna”:
“Moyote. En La Laguna es sinónimo de zancudo, mosquito que prolifera en tiempos cálidos y constituye una de las más molestas plagas nocturnas...Deriva del náhuatl móyotl, mosquito. Múyotl, mosquito cantor y zancudo, dice Molina”.
La Comarca Lagunera merece un amplio estudio que documente, con criterios antropológicos, los remanentes de su cultura secular. A veces tengo el privilegio de escuchar a don Juan Sánchez (antiguo mayordomo del Rancho San Julián) cuando habla, entre muchas otras cosas, de las avenidas del río “Buenaval”, de lo muy agradecido que está de haberse casado con una “mujer esforzada”, de que al “coyotito” de su hija (“coyote”, de “xocoyote”, el benjamín, el menor) lo picaron los “asqueles”, que las nuevas generaciones ya no “adoran la mano” de sus padres ni padrinos, que éstas ya no tienen “temor de Dios” y por ende, muchos de sus integrantes se comportan como “felones”. Y cuando lo escucho hablar, me angustia tomar consciencia de que hay herencias culturales que están en proceso de extinción, herencias que son nuestras (de nadie más) y que representan los haberes verbales de siglos de ancestros laguneros. ¿Permitiremos que desaparezcan sin dejar huella ni registro para los comarcanos del futuro?
Obtenido el 6 de febrero de 2009 de:
http://cronicadetorreon.blogspot.com/2008/01/el-moyote-en-el-habla-regional.html
Somos lo que hablamos

La forma de hablar de cada región se denomina habla y varía de un lugar a otro aún en ciudades vecinas.
A través de las palabras se puede conocer el nivel cultural de una persona. El idioma es un elemento dinámico; se enriquece y empobrece continuamente.
COMARCA LAGUNERA.- El habla habla, decía el filósofo Martín Heidegger, no inventamos el habla, lo descubrimos siendo, el habla es el ser, con ello somos lo que somos, nada es donde falta la palabra y donde no está la palabra no hay nada.
En el sistema lingüístico hay tres formas: el lenguaje, la lengua y el habla. Luis Azpe Pico, catedrático de la escuela Carlos Pereyra, dice que el lenguaje es la facultad del ser humano para comunicarse con sus semejantes a través de signos que ha inventado en común acuerdo con todos aquellos seres con quienes vive en sociedad. La lengua o idioma es un conjunto de signos ya organizados.
“El habla se refiere especialmente al uso práctico que cada individuo hace de ese acervo cultural que es su propia lengua contribuyendo él mismo al enriquecimiento del idioma mediante el ejercicio cotidiano que hace de él”, agrega, “ahí va a entrar lo que se llama modismos, que son palabras propias de una determinada región”.
La forma de hablar de cada región se denomina habla y varía de un lugar a otro aún en ciudades vecinas.
Así, para diferenciar a una persona de Chihuahua o Monterrey de una de Torreón, no será por el acento al hablar, sino por las palabras que se utilizan características de la zona. Palabras como “moyote” o “tabarete” son consideradas como propias de esta región, ya que no se escuchan en otros lugares.
El habla de La Laguna incluye términos que no existen siquiera en otros idiomas como llamar “asquel” a las hormigas chiquitas. Sin embargo, Azpe Pico asegura que éste no es un modismo sino una palabra culta, pues la asquelia es un defecto de nacimiento cuando el producto sale sin miembros y las mencionadas hormiguitas son tan pequeñas que no se les ven las patitas, por lo que pareciera que padecen de esta anomalía.
A través del habla, se puede conocer el nivel cultural de una persona, así como su estrato sociológico e incluso la capacidad económica. Pero también se identifican los rasgos de origen del hablante. La generalización del habla en la región, permite a los laguneros llegar a cierta identificación y unificación con su grupo social. Es una característica del estrato socioeconómico.
Expresiones como “güey”, “o sea”, “nada que ver”, “super nice”, “del nabo”, “buenísima onda”, son consideradas de la clase alta, frases “fresas”, mientras que “chido”, “carnal”, “machin”, “vato”, “varo”, son propios de los llamados “cholos”. Éstas son formas de identificación de los jóvenes laguneros, que aun dentro del habla de una misma región, se confieren a un grupo determinado, con expresiones características que les ayudan a identificarse entre los demás y a sentirse unificados en su grupo.
En cuanto a la situación geográfica, los laguneros presentan interjecciones diversas que comparten con los demás Estados del norte del país como “adio”, “a poco”, o “mira mira”, para expresar duda y sobre todo “n’hombre”, para poner alguna cuestión en tela de juicio, sin importar si el interlocutor es mujer.
Saúl Rosales, escritor lagunero, dice que en la Comarca ya quedan muy pocos modismos propios de la región, que pudieran caracterizarnos de alguna manera respecto a las hablas de otros lugares. “No hay gran diferencia, sin embargo, si son rasgos notorios que si se mencionan en otros lugares causan extrañeza, igual que ocurre cuando un hablante de fuera de La Laguna se expresa ante nosotros y notamos síntomas ajenos, igual nos provocan curiosidad, nos dan risa, nos hacen preguntar”, manifiesta.
El escritor menciona que estos rasgos característicos están desapareciendo rápidamente a causa de que el habla española de México se está masificando para asumir el modelo de la televisión de la capital del país. Se dice entonces que hay un imperialismo del habla del Distrito Federal. “Aquí en La Laguna a un instrumento cúbico con un asa, de metal o plástico y que se puede transportar en él agua, le llamábamos ‘tina’ y ahora la mayoría de los hablantes le dice ‘cubeta’ ”.
“A un cuadrito de tierra cocida que sirve para edificar casas y que adquiere el color rojo al ser cocido, aquí le llamábamos ‘ladrillo’, a este mismo producto en la Ciudad de México le dicen ‘tabique’ ”, continúa, “y aquí en La Laguna ya empieza a causar extrañeza que por la influencia del habla del centro, donde se transmite la televisión, ya se comience a escuchar más "tabique”.
El habla de la Comarca Lagunera, que anteriormente podía caracterizarse por ciertos rasgos como los mencionados, empieza a ser despersonalizada, a perder sus particularidades, para dar paso a un habla masificada por la televisión.
Por ejemplo, en Torreón se dice “tomate”, pero en los anuncios de las cadenas de grandes tiendas que se publican aquí le llaman “jitomate”, porque son personas del D.F. las que se encargan de realizar la propaganda del lugar, entonces se impone el habla de otro sitio en La Laguna. La situación a la inversa, de cómo los medios masivos de comunicación van generalizando los modismos, es la palabra “chela”, para denominar a la cerveza en La Laguna, que actualmente es de acepción nacional gracias a los anuncios publicitarios.
Esta situación, comenta, es preocupante, porque en la medida en que todos los mexicanos hablen de la misma manera, se estarían cancelando muchas posibilidades expresivas. “Por un lado se está empobreciendo la lengua y por otro, pierde características el habla regional de La Laguna”, añade.
En la incorporación de vocablos extranjeros e incluso estructuras lingüísticas extranjeras, está en demérito el idioma propio. Se retoma la idea del imperialismo de otras lenguas con el español de México, de tal manera que se dejan de utilizar verbos como inspeccionar, cotejar, revisar, comparar y se sustituyen por “checar”, que proviene del inglés “to check”.
“Esto es absurdo, es empobrecedor, es limitativo, muestra la sumisión del hablante de la lengua española a los vocablos de la lengua extranjera”, opina Rosales, pero inmediatamente corrige, “estamos padeciendo esta incorporación de términos a nuestra lengua pero no se está empobreciendo al idioma, porque finalmente las palabras siguen en los diccionarios y en los libros, lo que sí se está empobreciendo es nuestra capacidad expresiva de hablantes”.
“Las palabras quedan ahí, en reserva, en espera de que alguien las desentierre y las use”, continúa, “pero en el habla cotidiana, en la realización verbalizada de la lengua, ahí es donde se están perdiendo muchas posibilidades expresivas, lo cual es muy lamentable y esto es promovido por los medios de comunicación”.
Para el escritor y miembro de la Academia de la Lengua, la masificación del habla está ocurriendo demasiado rápido. “Hay una falta de identificación lingüística, que no tiene nada de malo cambiar de identidad si no se piensa que es la desvalorización de quien la pierde”, señala, “en la medida en que yo quiero ser gringo, francés o portugués, en esa medida me estoy desvalorizando, en la medida en que alguien prefiere los vocablos de habla inglesa a los de su propia lengua”.
Anteriormente en Torreón era común utilizar la palabra “chanza” como sinónimo de oportunidad. Ahora, por la influencia de los medios masivos, se dice “chance”. Aunque la variante es mínima, permitía caracterizar el origen de la palabra. La posibilidad de identidad se pierde y se vuelve un término general. “Todos estos son síntomas de algo que fue el habla regional característica y que empieza a dejar de ser el habla regional para ser un habla nacional masificada por la televisión”.
Los barbarismos
El uso de palabras foráneas se denomina barbarismo. Las nuevas tecnologías han sido clave para que se fomente la utilización de palabras en inglés, tal es el caso de “chat”, “mouse” e incluso el propio “Internet”. Tanto los comercios como las instituciones financieras y en especial, los jóvenes, incorporan vocablos en inglés al idioma español en su hablar cotidiano. Otro factor determinante para la introducción de barbarismos es la emigración de los mexicanos a Estados Unidos.
El escritor mexicano, Homero Aridjis, advertía que, aunque la pluralidad enriquece al idioma, denominar algo preferentemente con una palabra en inglés, en vez de hacerlo con un término español, ha ido empobreciendo nuestra lengua. Al recorrer el bulevar Independencia es común observar los anuncios publicitarios con frases en inglés, así como la cantidad de restaurantes y tiendas con nombres extranjeros. Las opiniones se dividen al respecto, pues mientras hay quienes defienden la postura de que esto no degrada sino que enriquece al idioma, como la escritora, Elena Poniatowska, la mayoría de los intelectuales coincide en que el uso de anglicismos empobrece al español. Entonces, se pide un “raid” para trasladarse cuando no se cuenta con vehículo, que proviene del inglés “ride”, así como “puchar”, es del verbo “to push” o la ya mencionada “checar”, de “to check”.
Los modismos, dice Azpe Pico, sólo se entienden dentro del área donde se generaron. “El origen de estas expresiones está en el pueblo, que anda buscando una palabra que denote, no que signifique, sino que denote la idea que trae”, comenta el catedrático, “son palabras nuevas que son necesarias y que las tenemos que tomar, como por ejemplo todas las de la cibernética o algunos neologismos de carácter científico”.
“Todos pensamos que nuestro idioma viene exclusivamente del latín y no es cierto, tenemos muchísimas palabras que vienen del griego, del francés y sobre todo, del árabe”.
De acuerdo a la Ley Federal de Radio y Televisión, los comunicadores deben ocuparse del buen uso del idioma. “El idioma es un elemento dinámico, es decir, está en continuo cambio tanto de enriquecimiento como empobrecimiento”, manifiesta, “da el mismo trabajo aprenderse una palabra correcta que la incorrecta, pero ¿por qué la gente prefiere la incorrecta? Es algo que no entiendo”.
DATOS INTERESANTES
- El Diccionario de la Lengua Española tiene alrededor de 100 mil vocablos, pero un mexicano común que sólo haya estudiado hasta el nivel básico alcanza a manejar unas dos mil palabras, según datos de la Academia Mexicana de la Lengua.
- En los centros comerciales de Torreón, arriba del 60 por ciento de los locales lleva anglicismos en sus nombres.
- La generalización del habla en una determinada región permite cierta unificación e identificación con el grupo al que se pertenece.
- Los medios de comunicación electrónicos son los escenarios donde de manera más pública se violan las reglas del idioma.
MODISMOS LAGUNEROS
En la Comarca Lagunera abundaban los modismos exclusivos que caracterizaban al habla de la región. Algunos se han perdido en las nuevas generaciones de jóvenes, pero otros todavía subsisten.
- "Moyote”, por zancudo o mosquito.
- “Quequis”, por mantecadas.
- “Tabarete” por estanquillo.
- “Mantilla”, por pañal.
- “Machicha”, por pamba.
- “Chela”, para la cerveza.
- “Pisto”, para cualquier tipo de bebida alcohólica, excepto cerveza.
- “Lonche”, por torta.
- “Broches” para el cabello, en vez de pasadores.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón
miércoles, 14 de enero de 2009
HABLA POPULAR VENEZOLANA

ATACAR. Enamorar a una mujer. “Voy a atacar a Luisa”.
ARROCERO. Persona que se la pasa en fiestas.
ACHANTADO. Persona muy pasiva. Tímido.
BALURDO. Persona tosca, patán.
BURDO. Muy. Superlativo. Burdo de bueno.
BONCHE. Fiesta. “El bonche estuvo de pinga”.
BIYUYO. Dinero.
BIRRA. Cerveza.
BAJAR DE LA MULA. Pagar por un trámite público.
CARIBEAR. Avasallar, dominar a alguien.
CUAIMA. Mujer terrible. “Maria es una cuaima”.
COÑAZO. Golpe.
COGER. Acto sexual. “Cuidado si te coge”.
CHÉVERE. Significa algo agradable. Bueno. Positivo.
CHANCE. Oportunidad fácil. “No te pierdas ese chance”.
CHAMO. Niño. Joven.
COLEARSE. Entrar sin pagar, sin invitación.
COLA. Viajar sin pagar. “Pedro me dio la cola”.
CAMBUR. Cargo en el gobierno.
CHIMBO. Falso. “Un billete chimbo”.
CAÍDO DE LA MATA. Distraído.
CAGARSE. Tener miedo. “José se cagó cuando vio el muerto”.
CALENTAR. Acariciar.
COMPINCHE. Muy amigo de otra persona.
CAUCHO. Gordura. “Tengo un cauchito en la cintura”.
COMERSE UN CABLE. Desempleado.
CHAMBA. Negocio.
CHORO. Ladrón.
ECHARSE LOS PALOS. Tomar licor.
ESTAR LIMPIO. No tener dinero.
ECHAR UN CARRO. Irse sin pagar.
ESTÁ RICA. Mujer hermosa.
ESTÁ BUENA. Mujer hermosa.
EMPATE. Novio, novia.
GUABINEO. No concretar. “Me están guabineando”.
GOCHO. Andino.
GUAYOYO. Café negro suave.
GUILLO. Tener cuidado. “Mucho guilla con ese tipo”.
GUISO. Negocio turbio. Administración publica.
GAMELOTE. Palabras o discurso sin contenido.
HUEVÓN. Tonto. “Pedro es un huevón”.
JEVA. Mujer joven.
JALAR MECATE. Alabar con interés.
JALAR BOLA. Ídem anterior.
JAMONEO. Caricias íntimas.
JUBILARSE. Escaparse de clase, de la escuela, del liceo.
LADILLA. Persona muy molestosa. Ladillar: verbo.
LEVANTE. Novio, novia.
LEVANTAR. Enamorar.
LIBRE. Taxi.
LE DIO UN YEYO. Mareo.
QUEDADO. Persona pasiva. Tímido.
MARRÓN. Café con leche oscuro.
MACHETE. Algo que es bueno. “El viajo salió machete”.
MANGO BAJITO. Algo que esta fácil.
MOSCA. Tener cuidado. "Estar mosca".
MALANDRO. Delincuente.
MAMACITA. Mujer hermosa.
MERCADO. COMPRA de víveres para la casa. Hacer mercado.
NAVEGAO. Persona que ha viajado a tierra firme.
NEGREAR. Apartar. Discriminar.
ÑÁNGARA. Comunista.
NIÑO DE LA CALLE. Niño vagabundo, sin hogar.
OJO PELAO. Estar atento. Cuidarse.
PAVO, PAVA. Muchacho, muchacha.
PARACAIDISTA. Recién llegado a un cargo sin preparación.
PURETO. Viejo.
PAPITA. Algo fácil. “El examen fue papita”.
PRENDIDO. Ingerir varios tragos.
PANA. Amigo.
PALOMA. Miembro viril.
PARAR. Erección. “Se le paró la paloma”.
PILA. Estar atento.
PALO DE AGUA. Mucha lluvia.
PAPEAR. Comer.
PARGO. Amanerado.
PAJUO. Persona vacilante. Pasivo.
PEPAS. Pastillas. Capsulas medicinales.
PELAR GAJO. Morir.
PICHIRRE. Avaro. Tacaño.
RATÓN. Lo que queda de tomar mucho licor.
RAYA. Marca.
RASPADO. Aplazado en una materia. “Me rasparon en inglés”.
RAYADO. Estar marcado. Mala fama sobre algo.
RASPAR LA OLLA. Corrupción administrativa.
RECOGELATA. Vagabundo. Vago.
REFRESCO. Gaseosa.
RULETEAR. Visitar varias partes en busca de ayuda.
SALADO. Fracasos repetidos. “Estar salado”.
SIFRINO, A. Joven de clase alta.
SACAR LA PIEDRA. Molestar mucho. “Juan me saca la piedra”.
TURCO. Comerciante.
TIERRUO. Persona de clase baja.
UNA FRÍA. Cerveza.
UNA GUARA. Algo importante.
UNA NAVE. Vehículo. Automóvil
UNA GUARA. Algo increíble.
VALE. Amigo, compañero. Muy usado en toda Venezuela.
ZANAHORIA. Joven inocente, de buenas costumbres.