martes, 28 de octubre de 2008

No entre en pánico


Oratoria: una herramienta importante


Según los especialistas, hablar en público encabeza la lista de miedos cotidianos. Pero existen buenas técnicas para superarlo. Aquí, claves para una presentación muy eficaz y sin tensiones


Ana Moreno

Pararse frente a la gente. Hablar a ese público. Presentar un proyecto. Y por otro lado, cerrar una negociación, captar nuevos clientes, expresar una directiva con éxito. Establecer una comunicación eficaz muchas veces marca la diferencia, y la forma de decir las cosas es clave para inclinar la balanza. Por eso profesionales de diferentes disciplinas se interesan en aprender el arte de la oratoria.

Según Mario de León, director de la consultora Dale Carnegie, “cualquier presentación sólida se apoya en tres elementos: el auditorio, el orador y el tema. Se logra una pieza de oratoria de calidad cuando el tema entusiasma al orador e interesa al público”.

¿Cómo alcanzar este equilibrio? Para los expertos, la clave es ejercitar tanto la razón como la emoción. La primera se centra en lo profesional y estructura la ponencia, y la segunda sostiene la comunicación con el público y logra convencer. “Si el orador tiene un discurso racional fuerte, pero carece de poder emotivo se transforma en un témpano, pero si es puro fuego y no puede apoyarse en la razón, todo se convierte en humo y cenizas”, ilustra Mario de León.

“Nuestra educación formal está basada en lo conceptual, pero el 93 por ciento de lo que llega a emocionar es el lenguaje corporal”, explica Ariel Barchilón, que además de licenciado en Letras es actor y dramaturgo. Por eso, en las clases de Oratoria Estratégica que dicta en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), utiliza ejercicios de relajación, juegos e improvisaciones.

Según Barchilón, la comunicación no sólo es transmitir un contenido. También consiste en establecer una relación que es, precisamente, la que permite la transmisión de ese contenido: si se rompe ese lazo, no hay comunicación posible. Y allí es donde lo que decimos con el cuerpo pesa tanto o más que las palabras que utilizamos. Al menos eso es lo que incorporó Pablo Colleoni después de capacitarse en oratoria.

“Cambió totalmente mi punto de vista. Ahora intento estar relajado y trato de prestar atención al público”, cuenta el ingeniero químico que, desde que trabaja en el sector comercial de la empresa, está en contacto permanente con los clientes.

María Cecilia Belmonte tiene 29 años y se desempeña en el área de capacitación y eventos de una editorial. "Yo presento a los expositores que dan los cursos. Hablo menos de cinco minutos, pero tengo que romper el hielo y captar la atención inicial de la gente." Para realizar esta difícil tarea, aprendió a prepararse de manera integral: no sólo piensa qué va a decir, sino que también controla los movimientos en el espejo.


Miedo al ridículo

Abogados, médicos, empresarios, políticos, vendedores, ingenieros. Los interesados en aprender oratoria provienen de diferentes ramas y todos buscan ser eficaces al comunicarse. Pero, a veces, también comparten el mismo obstáculo: el miedo escénico.

Desde el temor a quedar sin palabras y la falta de información sobre el tema hasta la inquietud de encontrar un participante hostil o de no lograr la reacción esperada. Muchas causas motivan esta resistencia al público. Pero los expertos coinciden en que todas se diluyen con la práctica.

"Aprender oratoria es como aprender a nadar: si le tenés miedo al agua, te paralizás y te hundís", dice Barchilón. Y agrega que el temor se genera porque el orador está muy expuesto a las expectativas del público, que puede juzgarlo. Paradójicamente, según los expertos, uno de los principales problemas que acarrea el miedo a hablar en público es que paraliza la mente y los sentidos, y no permite percibir la reacción del auditorio.

Alberto S., de 64 años, es licenciado en Administración de Empresas, trabaja en el sector agropecuario y toda la vida fue tímido. "Permanentemente debo establecer alianzas y negociar en la compra y venta de productos, pero cuando tengo que hablar para más de diez personas, miro para otro lado y no puedo darme cuenta si me siguen o no", cuenta. Además, agrega que otro de los problemas es expresar sus ideas de manera clara, ya que suele hacerlo casi telegráficamente.

En algunos casos el miedo puede transformarse en pánico y llevarnos al silencio total. Pero también puede convertirse en un nerviosismo que active al orador. A eso apuntan las clases del curso que Claudia Alvarez dicta en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), que tiene modalidad de taller. "Aprovechamos el estudio de radio y televisión de la universidad para que los alumnos se vean y puedan corregir sus errores. Para eso, trabajamos con diversos ejercicios que fomentan el autocontrol y la confianza", explica Alvarez.


Discursos rentables

Además de aumentar la confianza y la seguridad de las personas, hablar bien en público puede atraer nuevos clientes e inversionistas y mejorar la gestión en una empresa. Por eso, muchas compañías ya implementaron este tipo de capacitación en sus planes.

Para José María Rodríguez Saráchaga, director de la consultora especializada en temas de comunicación Oratoria Consulting, "tener una comunicación eficiente en la empresa necesariamente redunda en un beneficio económico. Desde las ventas y la atención al cliente hasta el manejo de situaciones conflictivas".

En Starcom Mediavest Group Argentina, ya incorporaron hace tiempo este tema en la agenda. Allí, cambiaron totalmente la manera de exponer: antes se centraban en realizar las presentaciones completas, pero ahora apuntan a los temas en los que se interesa el auditorio. "Logramos un mejor manejo de la información y el tiempo, y la gente se siente más segura cuando presenta un producto o un proyecto", explica Guillermo Tafel, gerente general de la compañía.

Por eso, a través de cursos en universidades o capacitaciones en las empresas, con contenidos generales o de objetivos específicos, frente a una cámara o frente al espejo, las posibilidades para aprender a hablar en público son muchas. Y también son necesarias, ya que, como menciona Barchilón, "el contacto cara a cara es irreemplazable. El avance de la tecnología lo hace cada día menos habitual, pero, a la vez, lo vuelve más valioso".



Claves para ser un orador exitoso

Según Claudia Alvarez, especialista en comunicación y medios, locutora y directora de eventos, algunas estrategias básicas para ser un buen orador son:

  • Controlar el lenguaje corporal. Si no está en concordancia con el discurso, las palabras pierden fuerza y la charla no es efectiva. La postura derecha muestra seguridad y profesionalismo.
  • Mostrar naturalidad. La imagen del orador reafirma las palabras. Si su actitud parece impuesta o forzada, el discurso, también.
  • Mirar al auditorio. El contacto visual genera pertenencia y crea confianza en el público.
  • Articular correctamente. Cuando el público está alejado, no puede acudir a los gestos para reafirmar el sonido, y si no escucha con claridad, difícilmente podrá seguir el hilo del discurso.
  • Manejar el tono de voz. Es un espejo del estado de ánimo. Para manejarlo, la clave es conocer el tema y tener confianza. La seguridad interna del orador se trasladará al sonido de la voz.
  • Utilizar un vocabulario sencillo y adecuado al público. Cuando el auditorio no conoce varias palabras, pierde el hilo del discurso y, después, el interés.
  • Acudir a palabras disparadoras. Tener a mano una tarjeta con algunos términos clave permite recordar rápidamente ideas o conceptos. Los colores también ayudan.

Publicado en el diario La Nación, de Argentina. Obtenido el 28 de octubre de 2008, en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=942026