lunes, 9 de marzo de 2009

Lenguas moribundas

Ramón Cordero G.

¿Sabías tú que en la península de Baja California se hablan cinco lenguas además del castellano? Nos referimos a las que hablan los pueblos nativos que viven por aquellos rumbos, desde los tiempos anteriores a la colonización. Bueno, pues cuatro de esas lenguas están a punto de desaparecer: parece que muy pronto llegará el día en que nadie pronuncie una palabra más de ellas.

Esto viene a cuento porque en días pasados -el 21de febrero de 2003- se celebró el Día Mundial de las Lenguas Maternas, es decir, el "idioma" con que la gente aprende a hablar. Piensa en el peligro de extinción de esta forma de hablar, pensar y comunicarse, cuando entre las personas del pueblo Kumiai, sólo 5 de ellas recuerdan su idioma, pero ya no lo utilizan en su vida diaria. Algo parecido ocurre con los Kiliwas, Cucapás y los Pai May, donde apenas, con mucha suerte, llegan a 50 los que hablan como lo hacían sus padres, abuelos y bisabuelos.

¿No te parece tremendo que toda una lengua, una cultura, una forma de ver la vida... esté en manos de tan pocas personas?

Quizá te resulte difícil calcular lo que eso significa, así que te proponemos algunas ideas. Imagina que se acabaran los elefantes o los canguros. Que de un día para otro no existiera un solo ejemplar de estas especies. Que nunca más nadie pudiera tocar su piel, escuchar los ruidos que hacen o verlos comer. Nunca más.

¿Verdad que es tremendo?

Ahora supón que de un día para otro se dejara de hablar tu lengua materna. Qué crees que significaría para ti nunca más escuchar las canciones con las que te arrullaban. Que ya nadie supiera cómo decir tus adivinanzas favoritas. Que no hubiera palabras para nombrar la fruta que más te gusta. El que tus pensamientos los hicieras en cualquier otro idioma, pero menos el castellano. Nadie para llamarte por tu nombre. Sin forma de decir que eres mexicano o mexicana. Sin palabras propias para jugar o inventar versos. Sin un idioma que te pertenezca para escribir sobre tus recuerdos. Sin una lengua propia para decir a tus padres que los quieres, lo que sientes o lo que necesitas.

¿Verdad que sería una pérdida imposible de calcular? Pues es la pérdida que enfrentan no sólo estos cuatro pueblos sino muchos más. Algunos en México, pero también en otras naciones. Un olvido que a todos nos empobrece, no sólo a las personas que se quedaron sin lengua, sino a toda la humanidad. La diversidad, lo diferente, es algo que enriquece a todos, aun sin pertenecernos. Mueren las palabras y con ellas las tradiciones, las historias, una forma posible de ser.

Claro que recuperar y conservar la lengua materna, es algo que sólo pueden hacer aquellas personas a las que pertenece. Decidir usarla, a pesar de todo, aun cuando se aprenda otro idioma. Decidir que los hijos la aprendan. Decidir mantenerla viva, útil y vigente. Nadie más puede hacer ese trabajo.

Lo que hay que reconocer es que los que somos muchos, sin querer hacemos presión a las lenguas que son usadas por pocas personas. Cuando en la escuela, la radio, la televisión, los trámites legales y mil cosas más, forzamos a las comunidades que tienen otra habla a usar la nuestra, le arrancamos su valor a la que a ellos les pertenece.

Por eso es importante pensar en cómo ayudar. ¿Qué podrías hacer tú si el lenguaje con el que aprendiste a hablar también estuviera en peligro de extinción?

Cuando muere una lengua, muere también una parte de la humanidad.


Obtenido el 9 de marzo de 2009 de: http://sepiensa.org.mx/contenidos/l_muertas/mori_1.htm