sábado, 21 de febrero de 2009

"Tenemos que liberar a la libertad"



El activista antimafia Luigi Ciotti señala la paradoja de que muchas personas no sean independientes


Matteo Dean
Especial para La Jornada


La historia del padre Luigi Ciotti es larguísima. Su rostro apenas muestra sus 62 años. Sonríe por instinto al encontrar a una persona que no conoce. Se dirige con el a quienes sean los que encuentra y alarga la mano, como por respeto al original signo de paz. En 1966 fundó el Grupo Abele, que se ocupa hasta la fecha de asistir a menores reclusos y a víctimas de las drogas. En 1972 se ordenó en el sacerdocio. En 1986 fue el primer presidente de la LILA, Liga Italiana de Lucha contra el Sida. En 1993 publicó el primer número de la revista mensual Narcomafie, que hoy es punto de referencia ineludible acerca del tema de las drogas y su tráfico. En 1998 recibió la licenciatura honoris causa en ciencias de la educación por la Universidad de Bolonia. Definitivamente la vida de este hombre llenaría páginas de libros enteros por las ideas que se generan de tanta experiencia de lucha social en las calles.

Invitado por la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) a ofrecer su punto de vista en el contexto de las Jornadas de Reflexión sobre Violencia y Seguridad que se llevaron a cabo en la sede de los obispos en Cuautitlán Izcalli, los pasados días 2, 3 y 4 de febrero, el padre Ciotti acpta la entrevista con este reportero.

Explica el interés de la CEM por la asociación Libera, la otra gran empresa de Luigi Ciotti, creada alrededor de la lucha en contra de la mafia.

–¿Qué es Libera?

–La asociación Libera es una realidad transversal que reúne a mil 500 asociaciones en toda Italia. Todo esto porque el contraste a la criminalidad, a la ilegalidad y a las mafias no puede ser nada más judicial; es decir, el gran trabajo generoso de las fuerzas del orden. Es necesario también que se involucre la llamada sociedad civil... Digo así porque todo mundo, hablando, se define civil. Yo prefiero decirle sociedad responsable; es decir, que asume su cuota de responsabilidad. La sociedad civil hoy es como el agua mojada, una bandera que todos pueden utilizar, inclusive aquellos que están en la ventana mirando nada más, muchos que juzgan y hablan, un mundo de opiniones, inteligencias iluminadas, todos saben lo que tienen que hacer los demás... Quizás es el caso de meternos a hacer cosas nosotros. Recuerdo las palabras de (Rocco) Chinnici, el juez asesinado por la mafia en 1983: sin una nueva conciencia, nosotros solos nunca podremos ganar.

Ciotti recuerda a Norberto Bobbio al tratar de explicar la visión de Libera. El filósofo liberal italiano decía que la democracia vive de buenas leyes y de buenas costumbres. La ley, añade el sacerdote italiano, debe responder a las necesidades de los seres humanos, de todos, no solamente de una parte. Pero, afirma, se necesitan también buenas costumbres. Tomar conciencia que el cambio somos nosotros, que el cambio nos necesita. De tal manera que, explica Ciotti, exigimos al Estado y a las instituciones con claridad, sin descuentos, sin compromisos, que hagan su parte. Nosotros vigilamos, tenemos que ser una espina en el flanco (del poder) con propuestas.

La asociación Libera nació el 25 de marzo de 1995. Ciotti subraya que esta historia viene de lejos, porque en 150 años de mafia en nuestro país siempre ha habido también una antimafia; es decir, sociedad, personas y organizaciones que se han opuesto a ella. Pero, afirma, esta voluntad antimafia en muchas ocasiones ha sufrido la falta de continuidad, la emotividad del momento seguida por la desilusión.

Es por esto, explica, que surge Libera, para tratar de dar continuidad al esfuerzo de la sociedad responsable.

–¿Cuáles son las propuestas concretas de la asociación?

–Libera tiene tres propuestas fundamentales. La primera es la de confiscar los bienes de los mafiosos, quitarles su patrimonio y regresarlo a la sociedad. Entonces, confiscación y uso social de estos bienes. Con la actual ley se han incautado alrededor de 9 mil propiedades; algunas ya se entregaron a la sociedad, que ya las utiliza.

–¿Por ejemplo?

–En algunos casos, sobre todo en las tierras embargadas en el sur del país, se han creado cooperativas productivas que ofrecen trabajo verdadero. El proyecto se llama Libera Tierra. Funciona, aunque a veces llegan las amenazas.

El padre Ciotti vive con escolta policiaca desde hace algunos años y habla con mucha confianza del tema. “Justamente en estos días han llegado amenazas a una de nuestras cooperativas.

“Para la mafia, la bofetada es doble: por un lado le quitas su patrimonio, por el otro ven cooperativas con jóvenes de su territorio... le quitamos consenso social.

Regresamos la dignidad; es decir, la libertad a estas tierras y a su gente, afirma Ciotti. Aquí la primera violencia es la pobreza, la falta de oportunidades, la dependencia.

–La segunda propuesta...

–Un gran elemento es el conocimiento, tenemos que ofrecer y ofrecernos informaciones. Debes conocer para actuar, para intervenir, para volverte responsable. Entonces hay un gran trabajo en las escuelas. Hoy, 60 por ciento de las universidades italianas tienen firmado un convenio con Libera para realizar encuentros, pero también de cursos para licenciaturas y para maestrías.

–¿Qué importancia tiene la memoria?

–Esa es nuestra tercera propuesta. El 21 de marzo es el Día del Compromiso y de la Memoria. Tenemos el deber de multiplicar nuestra acción mediante el recuerdo de los que se fueron antes. Nos acordamos siempre de los asesinados famosos, casi nunca de los demás. Hemos logrado conformar una red de familiares y amigos de las víctimas de la mafia.

Libera reúne asociaciones y grupos de toda Italia. Entonces le preguntamos si es cierto que la mafia existe solamente en Sicilia, en el sur de Italia.

“Quizás aquí (en México) sea impropio hablar de mafia... escuché hablar de cárteles. Creemos que no podemos pensar que la mafia es un problema solamente de algunas áreas geográficas. Nosotros siempre les recordamos a los que en el norte (de Italia) dicen que ahí la mafia no existe, que sólo es problema del sur, que las mafias invierten donde hay dinero.”

Explica que el tercer lugar de bienes confiscados en Italia es la ciudad de Milán, el centro financiero del país, en el norte.

En este sentido, esta crisis económica, que antes que todo es una crisis política y ética, tendrá otras consecuencias. La mafia se aprovechará del sufrimiento de tantas familias y de tantas pequeñas empresas: prestarán dinero, harán favores, penetrarán en la sociedad aún más.

–En México, el año pasado se registró un alto índice de asesinatos por la llamada guerra contra la criminalidad. En Italia el fenómeno ha disminuido sensiblemente en años recientes...

–En Italia efectivamente la mafia asesina mucho menos que en otros periodos. Pero no hay que ilusionarse. Los jueces italianos advierten que hay que estar atentos: estos son datos que pueden distraer, porque la disminución de homicidios cometidos por la mafia corresponde en realidad a mayor capacidad de penetrar a la sociedad y de control sobre la misma.

–¿Cuál es el sustrato en el que se apoya la criminalidad?

–Hay una ilegalidad difusa detrás de la incidencia del crimen. Con eso quiero decir que podemos hablar de la gran criminalidad organizada, de mafia, pero tenemos que estar atentos de no llenarnos la boca con grandes palabras, repetir los datos que existen y que tienen que preocuparnos. Que todo eso no se vuelva coartada, un pretexto detrás del cual esconder nuestra responsabilidad y que nos impida reflexionar acerca de las otras formas de ilegalidad que no producen ruido, que no molestan a nadie.

–¿Por ejemplo?

–Acabo de ver los datos mexicanos, pero en Italia estamos en el lugar 55 de los índices mundiales de corrupción. Entonces digo que hay desatención y hasta complicidad de la política en todo esto. Hay gran incidencia de crímenes de los llamados de cuello blanco; es decir, de los políticos y de los hombres de negocios.

–¿Qué es la seguridad?

–Hoy hay un gran debate acerca del tema. Un debate que simplifica la cuestión y que sólo busca consenso electoral. El derecho a la seguridad es fundamental, pero los primeros que tienen esos derechos son los últimos de la fila: los más pobres. Entonces, la seguridad es antes que nada la salud, la educación, la casa, el trabajo; ésta es la primera seguridad que nos merecemos, y la primera defensa frente a la inseguridad es la verdad.

–¿Cuál es su relación con la Iglesia?

–He elegido trabajar con mundos distintos. Siempre he creído que cada quien debe dar su propia contribución en la construcción de la justicia y de caminos de libertad. Evidentemente también dentro de la Iglesia alguien se puede molestar porque dice que esto es tarea de la política, es un compromiso social, no es tarea de nosotros. El cristiano no puede ser espectador de la historia, al contrario, debe asumir sus responsabilidades frente a lo que sucede. Es bueno que la Iglesia se interese en estos temas. Es bueno también que se produzcan documentos, pero los compromisos no pueden quedarse sólo en el papel, deben convertirse en carne, deben traducirse en la realidad. San Mateo decía que buscáramos el reino de Dios y su justicia, esto significa que tenemos que salvar el cielo, pero también la tierra. Necesitamos de una Iglesia que sepa leer los problemas en la tierra y juntarlos con los elementos más espirituales.

–¿Quién es Luigi Ciotti?

–Soy una persona pequeña, pequeña, pequeña, pequeña. Hago todo lo que puedo y señalo a todos la necesidad de crear las condiciones de libertad para las personas.

Concluye diciendo que vivimos una paradoja: Tenemos que liberar a la libertad del mal uso que se hace de ella. Hay demasiadas personas en nuestras sociedades que no son libres.


Obtenido el 21 de febrero de 2009 de: http://www.jornada.unam.mx/2009/02/21/index.php?section=sociedad&article=032n1soc