miércoles, 14 de enero de 2009

Diccionario mexicano de la amistad



Por Joaquín Antonio Peñalosa

Que la amistad es un culto entre mexicanos, lo confirma el raudal de palabras con que designamos al amigo. Homero lo llamó «hermano» en la Odisea; Cicerón, «el otro yo»; Horacio, «la amistad de mi alma»; Agustín Lara hizo la síntesis jarocho-greco-latina llamándolo «hermano del alma». Y aunque sin haber leído el famoso Diálogo que sobre la amistad escribió Cicerón, pero ni siquiera las bellas páginas que le consagró Salvador Novo, el mexicano, pragmático por naturaleza, prefiere, como siempre, la praxis de la amistad o de cualquier otra cosa, que más vale sentir que definir, practicar que teorizar. Primero es vivir, después filosofar. He aquí un diccionario de bolsillo para uso entre amigos mexicanos:

  1. Broder, del inglés brother, hermano, que recoge A. Jiménez en su Tumbaburro de la picardía mexicana.
  2. Caballo, con significado de socio o compañero, según el propio Jiménez. Tal vez por la ayuda que el noble bruto otorga al campesino.
  3. Carnal, en caliche y pachuco. Abreviación de hermano carnal. Arnulfo D. Trejo, en su Léxico de la delincuencia, afirma que esta palabra empezó a usarse en El Paso, Tex., alrededor de 1950, de donde pasó a otros lugares de Estados Unidos y de ahí un cómico de California la transplantó a México, gracias al éxito de sus actuaciones.
  4. Compa. Es apócope de compañero. De donde proviene compito y compita, tratamiento predilecto entre el gremio ferrocarrilero.
  5. Contlapache, conclapache y contlapachazo. Del náhuatl contlapachea, que significaba encubrir, el que encubre a otro, que para cuándo son los buenos amigos. En opinión de Feliz Ramos i Duarte, en su Diccionario de mejicanismos, de 1895, significa amigo o camarada; y según José Natividad Rosales, en su Diccionario de la grosería mexicana, de 1983, equivale a socio pasajero, amigo ocasional, compañero de juergas baratas, que la carestía no da para otras.
  6. Cuate, alteración del náhuatl coatl, gemelo o mellizo. Es el amiguísimo, el amigo por excelencia, el alter ego de la cultura mexicana. Sus variantes forman un familión (y la familia risueña vive mejor): cuache, cuachis, acuache, cuatito, cuatacho, cuáchara, cuaraláis, cuaternario, cuachimalfáis y cuatezón. Esta última voz, también de origen náhuatl, cuaitletzon, designa al animal que carece de cuernos debiendo tenerlos por especie, con perdón sea dicho de nuestros amigos.
  7. Güicher y juircho son otros mexicanismos sinónimos de amigo, hoy en desuso, que estuvieron de moda a finales del siglo, según Ramos i Duarte.
  8. Mancuerna, vale decir, el gemelo, el amigo que integra el par perfecto, la pareja ideal.
  9. Mano, aféresis de hermano, contracción que explica mejor el cariño que la gramática. Se abusa tanto de la palabra que aun el desconocido y el foráneo es mano (esta tierra de igualdad, fraternidad y libertad). Sus derivados son: manito, manis, manís, manise y manirrio.
  10. Mel, voz usada en jerga de pelafustanes por canillitas y compadres lobos, sin etimología visible.
  11. Nahual o nagual, es aztequismo derivado de nahualli, brujo. En caló equivale a cuate, el otro yo, mi sombra inseparable.
  12. Ñero, aféresis de compañero. Se usa también en Colombia y Centro América. Sus variantes son el plural ñeris, con significación de amigazos, y el diminutivo ñis, los amigos muy queridos.
  13. Ñori es aféresis de señor, que en replana equivale a compañero y amigo, de donde se originan, por deformación, yori y yoricumpe.
  14. Palomilla es el grupo de amigos, la mera raza, gente que acostumbra reunirse para divertirse y pasar el rato; así se dice también en Guatemala, Perú y América Central.
  15. Parcia, apócope de parcial, equivalente a amigo, colega, aliado. Palabra muy usada entre 1920 y 1945, según Jiménez.
  16. Reata. La frase coloquial «ser reata», «muy reata», «muy buena reata» sirve para ponderar a los mejores amigos.

Las ventajas del surtido rico, el supermercado de palabras y el consumismo verbal. Aquí tiene usted varias voces de donde escoger, que los cuates se merecen eso y más.

EL OBSERVADOR 292-6

Obtenido el 13 de enero de 2009 de: http://www.catholic-church.org/observador/archivo/2001/292.html#6