domingo, 21 de diciembre de 2008

¿Fraude publicitario en San Felipe?



Alberto Tapia L.

En Cetys Universidad me enseñaron la ética del publicista profesional, quien por ningún motivo engaña al consumidor mintiendo sobre bondades inexistentes en el producto o servicio que anuncia.

El apego a la verdad es irrenunciable por respeto al receptor del mensaje publicitario. Hasta fui profesor de Publicidad en mi Alma Máter, en la Licenciatura de Administración de Empresas.De vez en cuando aparecen engaños al público de parte de anunciantes particulares, pero no se espera ni acepta el fraude publicitario proveniente de instituciones, cuando la acción se realiza con toda premeditación, alevosía y ventaja, hablando en términos jurídicos.

La revista Día Siete número 434 publica un anuncio (página 5) sobre el “paraíso” que es San Felipe, B.C. El calificativo más bien parece una burla que un halago a esta ciudad costeña.

La inserción pagada es una fotografía de playa manipulada, alterada, ya que está adornada con palmas de abanico, especies nativas del desierto peninsular que habitan arroyos y manantiales de agua dulce. No son, pues, especies de playa, mucho menos de la marejada, como aparecen en el anuncio. Si no es una fotografía trucada, alguien las enterró en la arena durante una marea baja.

El anuncio es un todo fraude publicitario. Las playas de San Felipe no tienen palmeras, menos las especies de abanico que aparecen en la foto. De esta manera se intenta engañar al turista foráneo, ya que el local sabe que es un truco.

Otro engaño consiste en decir que San Felipe está rodeado de sahuaros, como reza el anuncio. En Baja California no los hay. Existen unos cuantos cardones al otro lado de la sierra de Punta Estrella, pero no “rodean” a la ciudad como se anuncia. Otro engaño es el plato de langosta que aparece supuestamente de San Felipe también. Esa especie de langosta, de tenaza, no existe en el Estado 29. Pertenece a la costa Este de EUA.

Además, en las “playas paraíso”, caribeñas y tropicales, no hay vehículos que comprometan la seguridad de los turistas, como acontece en San Felipe. En el citado anuncio se ven sus huellas, rodadas en plena playa, indicio de falta de cultura turística.

Para rematar el pésimo anuncio, aparece (Mar de) Cortez, sin acento y con “z”, palabra inexistente en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. El nombre del conquistador se escribe Cortés, con acento y “s”.

Ambientalmente hablando, San Felipe extinguió a su berrendo, tiene en peligro de extinción a la totoaba y está por acabarse a la vaquita marina. El último muestreo de borrego cimarrón que hizo la UABC en 2004 encontró un solo animal en la sierra de San Felipe, otrora hábitat borreguero. A cambio hay nuevos caminos para vehículos doble tracción y de carreras, hasta en los filos de sus montañas aledañas.

Todas estas razones son suficientes para colocar a San Felipe lejos del calificativo de “paraíso”, con el que se autocalifican. Los autoelogios nunca funcionan publicitariamente. Que lo digan otros, no los propios.

Alberto Tapia Landeros es columnista local/profesor-investigador del CIC Museo, UABC.correo: altapialanderos@gmail.com

Publicado en el diario La Crónica el 21 de diciembre de 2008, Obtenido en esa fecha de: http://www.lacronica.com/edicionimpresa/Hoy/General/607801.asp