- Se le conoce como bullying e incluye agresión verbal, sicológica o física
- Los victimarios también son alumnos; es punta de un iceberg: expertos
- Se recurre a mails o al envío de imágenes degradantes por redes sociales
Periódico La Jornada Lunes 10 de mayo de 2010, p. 2
Destacaron que la violencia escolar entre estudiantes incluye desde la intimidación verbal y sicológica, con el uso de motes, amenazas e insultos, hasta las agresiones físicas y el aislamiento social. Los mecanismos pueden ir desde la confrontación directa de la víctima hasta el envío de mensajes electrónicos o la difusión en las redes sociales de Internet de imágenes degradantes: el llamado ciberbullying.
Maestros, terapeutas y siquiatras señalaron que, sin una atención integral de quienes participan en el acoso escolar como víctimas o agresores, "sólo se facilita el camino para que quienes agreden, sin ninguna consecuencia, fomenten su percepción de impunidad y con ello aumente el riesgo de que puedan caer en actividades delictivas", pues este fenómeno "no se limita al patio escolar: es una práctica que se prolonga por años y puede llegar, incluso, hasta el aula universitaria".
Un estudio del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) sobre disciplina, violencia y consumo de sustancias nocivas en escuelas de educación básica del país revela que 8.8 por ciento de los estudiantes de primaria, y 5.6 por ciento en secundaria, incurrieron en actos de violencia en la escuela. Se estima que dos de cada 10 menores que asisten a la primaria han participado en peleas, donde han golpeado a uno de sus pares, y 10.9 por ciento reconocieron que han robado o amenazado a un compañero. En secundaria, 6.8 por ciento de los jóvenes se integran en grupos de estudiantes que han intimidado a otro alumno de su escuela.
En cuanto a quienes han sido víctimas de violencia, en primaria 24.2 por ciento afirmaron que sus compañeros se burlan de él constantemente; 17 por ciento dijeron que han sido lastimados físicamente por otro estudiante o grupo de compañeros, mientras 2.5 por ciento tienen miedo de ir a la escuela. En secundaria, 13.6 señalaron que reciben burlas constantes; 14.1 por ciento fueron lastimados por otro menor, y 13.1 por ciento han sido hostigados.
José Luis Vázquez Ramírez, experto en siquiatría infantil del Instituto Mexicano del Seguro Social, afirmó que en casos extremos el acoso escolar puede llevar al suicidio. En nuestro país, explicó, desde hace una década se investiga este fenómeno, que se caracteriza por una práctica sistemática de violencia física o sicológica entre pares que "incluso puede generar lesiones graves, abuso sexual y un deterioro de la salud mental que lleva a la víctima a sufrir depresión, baja autoestima y una mala calidad de vida".
A pesar del incremento de casos en los que, aseguró, “se llega a forzar a la víctima de bullying a sostener relaciones sexuales de riesgo o a realizar actos contra su voluntad, que pueden poner en peligro su integridad física” y hasta dar "muerte social" a través de una exhibición pública de actos humillantes y vejatarios en las redes sociales mediante videos, son muy pocos los menores que reciben una atención integral, la cual sin duda debe incluir al victimario, "pues es quien presenta un trastorno de personalidad que lo puede llevar a conductas delictivas".
Destacó que en el acoso escolar se identifica "claramente a un líder, una víctima y a un grupo espectador que no interviene de manera directa, pero es testigo de los abusos. En el caso del agresor se sabe que son menores con trastornos de personalidad y conducta antisocial. Tienen una enorme capacidad de manipulación y llegan a exhibir matices sádicos en su conducta al disfrutar del abuso de su víctima, que por lo general tiene baja autoestima y una personalidad de rasgos masoquistas".
María Isabel Aguilera, experta en victimología y conflictos escolares de la Universidad del País Vasco, alertó que es preocupante la elevada tasa de impunidad en los casos de bullying, así como la ausencia de una política pública que garantice una atención y prevención integral del fenómeno que incluya a padres de familia, docentes y alumnos.
Al respecto, Mónica González Contró, especialista en justicia para adolescentes del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, señaló más allá de buscar sancionar a quienes acosan en la escuela, se deben alcanzar mecanismos de prevención, pues advirtió que "no podemos caer en una criminalización del agresor, sin conocer cuáles son los factores que influyeron".
El daño persiste
Su nombre es José, tiene 33 años y desde que cursó la primaria fue víctima de bullying. En su escuela, recuerda, fui objeto de todas las bromas por mis dientes. Me decían que parecían de burro o de conejo. Siempre me trataron muy mal, era difícil ir a clases y saber que tú eras al primero al que le iban a poner un nuevo apodo
.
En su adolescencia fue diagnosticado con depresión severa y estrés. El fracaso escolar y el aislamiento fueron experiencias constantes en su educación básica, situación que no mejoró en el bachillerato, donde nuevamente fue objeto de burlas. Los compañeros me decían que parecía zombi o que me drogaba. Nunca me pude integrar a un grupo de chavos ni tampoco hice amistad con nadie; eso me hizo aún más difícil soportar la tristeza. Siempre creí que algo estaba haciendo mal o que mi personalidad no le agradaba a nadie, porque incluso ahora, en la universidad, soy el blanco de las bromas y los comentarios humillantes en el salón. Sufro constantes temblores de manos y piernas
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Después de más de 20 años de agresiones, José considera que el acoso escolar no se queda en la secundaria o en la preparatoria: te puede seguir el resto de tu vida
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Su nombre es José, tiene 33 años y desde que cursó la primaria fue víctima de bullying. En su escuela, recuerda, fui objeto de todas las bromas por mis dientes. Me decían que parecían de burro o de conejo. Siempre me trataron muy mal, era difícil ir a clases y saber que tú eras al primero al que le iban a poner un nuevo apodo
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En su adolescencia fue diagnosticado con depresión severa y estrés. El fracaso escolar y el aislamiento fueron experiencias constantes en su educación básica, situación que no mejoró en el bachillerato, donde nuevamente fue objeto de burlas. Los compañeros me decían que parecía zombi o que me drogaba. Nunca me pude integrar a un grupo de chavos ni tampoco hice amistad con nadie; eso me hizo aún más difícil soportar la tristeza. Siempre creí que algo estaba haciendo mal o que mi personalidad no le agradaba a nadie, porque incluso ahora, en la universidad, soy el blanco de las bromas y los comentarios humillantes en el salón. Sufro constantes temblores de manos y piernas
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Después de más de 20 años de agresiones, José considera que el acoso escolar no se queda en la secundaria o en la preparatoria: te puede seguir el resto de tu vida
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Las cifras
En México, 43.2 por ciento del personal docente de educación básica considera que en su escuela se presentan casos de bullying o acoso escolar.
Al menos 20 por ciento de los maestros de primaria y secundaria consideran que hay acoso escolar entre alumnos de un mismo salón, mientras 7.3 por ciento de los directores han detectado casos en su escuela.
Más de 50 por ciento de los docentes ha intentado solucionar el acoso escolar a través de pláticas de orientación, mientras que 13.6 por ciento ha requerido la supervisión policiaca ante hechos graves generados por prácticas de violencia entre estudiantes.
Fuente: Informe Nacional sobre Violencia en la Educación Básica
Obtenido el 10 de mayo de 2010 de: http://www.jornada.unam.mx/2010/05/10/index.php?section=politica&article=002n1pol y notas relacionadas de la misma edición.