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miércoles, 20 de mayo de 2015

"Lacras de la política, material de caricaturas"

Con casi 50 años de trayectoria y más de 10 mil caricaturas, Rogelio Naranjo ha retratado los sucesos y corrupción de los personajes que han marcado la historia de México 


ana.pinon@eluniversal.com.mx

Rogelio Naranjo. (Foto: El Universal).
Rogelio Naranjo ha trazado durante casi 50 años al México que lo asombra por su historia y tradiciones, pero que se empeña en causarle indignación por su enraizada desigualdad económica y la corrupción de sus gobernantes. El primer suceso político social que lo estremeció fue el Movimiento estudiantil de 1968, desde entonces se comprometió con el oficio, con las luchas sociales, con los desamparados y se rebeló en contra de la injusticia.

El caricaturista nacido en Michoacán en 1937 y radicado en la ciudad de México desde que tenía 25 años de edad ha publicado sus cartones en diversas revistas y periódicos, entre ellos EL UNIVERSAL. En medio siglo ha producido más de 10 mil caricaturas, donadas a la UNAM, pero día a día continúa trabajando con las mismas inquietudes, aunque con las dificultades que, dice, trae consigo la vejez.

Los abusos de los líderes sindicales, las políticas económicas que han generado más pobreza en México, el enriquecimiento de políticos y empresarios, el priísmo y sus formas de entender y hacer política, la libertad de prensa, la clase trabajadora, el clero y su indiferencia ante los más necesitados, los presidentes de la República y los derechos humanos, los procesos electorales son sólo algunos de los temas que ha abordado el cartonista.

¿Después de trabajar como dibujante en la Sala de Etnografía del Museo Nacional de Antropología empieza su carrera profesional como cartonista?

Sí, cuando terminó ese trabajo me preocupé por qué iba a pasar conmigo, se iban a acabar las quincenas y empecé a buscar trabajo como caricaturista. Probé en varios lugares y en donde tuve suerte fue en El Día, ahí se empezaron a publicar mis trabajos de manera profesional y a nivel nacional aunque no era muy conocido. Ahí estuve un año y empecé a conocer a otros caricaturistas como Rius, quien era el más importante. El que más me ayudó fue Leonardo Badillo, por él entré al suplemento cultural de El Día. Después me ofrecieron irme como maestro a la Universidad Veracruzana, a la Escuela de Artes Plásticas y todo era miel sobre hojuelas, pero hubo un problema estudiantil y me hice de enemigos porque no querían que un chilango ocupara los espacios que eran para los veracruzanos. Me cansé de eso y me regresé a la ciudad de México para continuar con la caricatura en publicaciones políticas y otras no tanto. No ganaba gran cosa, pero estaba contento con lo que hacía y con los empleos que tenía.


1968 fue un año contundente en su carrera

Estaba el ambiente muy tenso en la ciudad de México y yo tomé de inmediato partido, me uní a los estudiantes de la Universidad y del Politécnico porque estaban exigiendo al gobierno la libertad y muchas cosas así. Y dije, si es lo que yo sé hacer, vamos a dibujar sobre todo eso.

Empecé a hacer muchos dibujos y se los ofrecía gratis a la Universidad, me los aceptaron, pero no tenían dinero, no me importaba. Incluso las impresiones se les regaló a los estudiantes. A mí me daba mucha satisfacción y mucho orgullo poder participar de esa manera en un movimiento popular que aplaudían todos los universitarios. Al poco tiempo de eso llegué al periódico EL UNIVERSAL, donde sigo trabajando desde hace cerca de 50 años. Así ha sido mi vida, la semblanza de un proyecto de caricaturista que resultó con un final feliz porque no todos los caricaturistas tienen suerte.

Usted ha bromeado con la idea de que Rius es el famoso, pero lo cierto es que usted también está en la memoria colectiva como uno de los personajes que ha retratado al país??

Si yo me interesara en hurgar en las cosas que he trabajado, en el éxito que he tenido, seguramente o me desmayo o no sé qué, porque todo eso salió sin que yo lo estuviera buscando. Yo estaba buscando trabajo pero no tenía la intención de ser exitoso ni mucho menos, sé que sí había cierto reconocimiento porque empecé a dibujar en muchas más publicaciones de las que podía y claro, era aceptado mi trabajo por los empresarios, por los dueños de los periódicos, por los periodistas de gran nivel como Manuel Buendía, como Carlos Monsiváis. Todo eso se me vino encima, no me dieron ni siquiera tiempo de sentirme importante, lo que hacía era trabajar y trabajar y trabajar. A veces a las 5 de la mañana empezaba a dibujar y trabajé en casi todas las publicaciones importantes, la gente pudo pensar que eso era el éxito pero ojalá hubiera repartido el trabajo que tenía. Empezaron a llegar los reconocimientos internacionales, pero todo eso acabó con mi capacidad de trabajo, 35 años se me fueron de volada.

Ya estoy viejo, descubrí que tengo una enfermedad relativa a la vejez y ya no veo bien, tengo muchos problemas para ver, para dibujar y ya, ahora con atención médica, ahí más o menos la voy librando pero sí está disminuida la capacidad de ver, algo tan necesario para un dibujante.

¿La enfermedad orilla a valorar más lo que se ha hecho?

Pues yo quiero seguir trabajando como caricaturista porque está totalmente conectado con el de dibujante y yo quiero seguir siendo dibujante. Estoy muy cerca de los 80 años, no me había puesto una fecha para vivir pero creo que 80 son muy buenos para la vida de una persona, pero si me toca tener que rascar un año más, pues bueno…

Ha sido testigo de casi 50 años de historia del país, ¿la historia se repite?

Si es cierto que se repiten muchas cosas, pero cada político, cada gobernante va dejando su sello, y no todos son iguales, siempre van resultando algunas variantes, pero el PRI que tiene 80 años o no sé cuántos de vida, los corruptos políticos aunque siguen siendo los mismos, todas las lacras que vemos en la política mexicana, que es mucha, siempre nos dan la posibilidad de algunas variantes, o si no las inventamos nosotros mismos. En los dibujos estamos creando prototipos que sean significativos o que se emparienten con algunos sucesos de México que también son repetitivos, así que las ideas como caricaturista a lo mejor hasta se siguen repitiendo porque hay imágenes que son muy difíciles de erradicarlas, como el tapado o el corrupto, pero seguirán ahí por mucho tiempo porque así es la política en México.

Hay algunos de los detalles de la política, el caso del petróleo, de los energéticos actualmente, que es una cosa que la gente sí que cree que debería de cambiar, pero hay una cerrazón, es en lo que se han caracterizado los últimos gobiernos de la República, cerrarse, no oír al pueblo. En el caso de Peña Nieto, él podría haber iniciado su gobierno con lo que la gente está pidiendo, pero desde un principio se vio que no le interesaba.

Publicado en El Universal el 9 de agosto de 2014.